Peatón Bonzo

"El peatón tiene derecho a vivir en un entorno sano y a disfrutar libremente de los espacios públicos en condiciones que garanticen adecuadamente su bienestar físico y psicológico", rezaba la Carta de los Derechos del Peatón, promovida por el Parlamento Europeo en 1988. No parece que se haya avanzado mucho en esta dirección. Tomemos por ejemplo el diseño de los automóviles, que mejoran cada año los sistemas de seguridad para las personas que viajan en su interior, pero se desentienden de los peatónes. Hasta el punto que en un reciente test de Euro NCAP, de los 13 vehículos sometidos al crash test solamente cuatro lograron superar la nota mínima en el apartado de protección al peatón.

Peaton Bonzo

La creciente crispación con la que los peatones viven el acoso cotidiano de los automoviles ha dado lugar a algunas iniciativas que permiten visualizar el índice de cabreo. Un ejemplo: Carolina Picadillo es el nombre de guerra de una joven de 35 años, soltera y sin hijos. Tiene el vicio del baby-bonzo,que no es otra cosa que pertrecharse de un carrito de niño con un muñeco de plástico en su interior y recorrer los pasos de cebra de Sevilla. "Si eres conductor, no te topes con ella: te arroja el carro y sale por piernas. Amásde uno le ha puesto a prueba el marcapasos", explica la página web de Peatón Bonzo, una iniciativa de un colectivo que se define pacífico y reivindicativo y que intenta cuestionar la utilización masiva del transporte privado.

Así que los componentes de este colectivo se lanzan a la calle para, con acciones o festividades diversas, dar un toque de atención a los conductores, al tiempo que ponen de manifiesto la contaminación, el ruido, la ocupación del espacio público y la necesidad de petróleo que comportan los vehículos. Conscientes de la desigualdad de fuerzas peatón-coche y de que no a todos los viandantes son como Picadillo, recomiendan estrategias menos comprometidas, como el amago: "El amago es otro bonito recurso del Peatón Bonzo. Se trata de, en cualquier lugar y situación, simular, de repente, que se quiere cruzar. El único objetivo del amago es provocar el respingo del conductor al que le toque. Es muy divertido y muy educativo; aprenden a no despistarse".

Ve documental de Peatón bonzo